Democracia
y formas de organización y participación de los pueblos originarios
Hace mas de dos décadas que
los países de América Latina se convirtieron de dictadurasen Estados
democráticos. Este nuevo contexto político ofreció espacios de participación ala
sociedad civil incluyendo a los pueblos indígenas. Estos, a través de sus
diversas formasde participación política, consiguieron finalmente notoriedad
mediante diálogos ynegociaciones en condiciones de igualdad con los actores
tradicionales que durante cientosde anos les habían relegado a la exclusión. En
la época colonial, los levantamientosindígenas fueron motivados por el trato
inhumano, el racismo y la esclavitud. Hoy conpartidos políticos propios, ellos
luchan contra fuerzas que conciben la política y lademocracia en términos
puramente socio-económicos, buscando que la dimensión culturalsea también
considerada en toda su amplitud. Planteada de esta manera la participaciónpolítica
indígena aspira a fortalecer sus organizaciones y a tener un rol mas activo en
laconstrucción de la democracia y de estados de carácter multiétnicos,
pluriculturales ymultilingües. El nuevo escenario político en la región presenta
a los indígenas como nuevosactores, organizados en redes transnacionales;
realizando solos o en alianzas grandesmovilizaciones de protesta, dialogando y
negociando con los gobiernos asuntosrelacionados con sus derechos humanos,
gobernando localidades y municipalidades,ocupando puestos de decisiones en los
gobiernos centrales y aspirando a la presidencia enalgunos países. Sin embargo
este escenario esta lejos de ser perfecto. Los indígenas tienentodavía un largo
camino que recorrer. En este camino hay todavía fuerzas ajenas quelucharan para
impedir que los indígenas alcancen los objetivos y metas de sus luchas.Hay dos
formas de ver el emergente desarrollo de los movimientos indígenas y suparticipación
política en las democracias latinoamericanas. Para los gobiernos, losmovimientos
indígenas representan un reto adicional a la difícil tarea de reactivar economías
en depresión, mejorar burocracias parasitarias y responder a las demandas de
lasfuerzas políticas tradicionales: los militares, la iglesia, los terratenientes,
los empresarios y los partidos políticos
establecidos. Para los indígenas, la democracia fomentada por losgobiernos de
la región, es solo un espejo de la política de los países occidentales,controlado
por elites de origen europeo y mestiza donde ellos obtienen menos beneficiosque
la población no indígena. Para ellos, solamente la satisfacción plena de sus
demandasen relación a derechos humanos, mayor participación política, y la
aceptación de la realidadmultiétnica de América Latina son la única garantía
para asegurar la paz, la estabilidadpolítica y la democracia en la región.
Planteada de esta manera,
las demandas indígenas presentan hoy en día grandes retos paralos gobiernos de
la región. Entre estos retos están: ¿Cómo promover el desarrollo de la democracia
incrementando la participación de grupos excluidos, sin debilitar lasinstituciones
democráticas, ni agregar fuentes de inestabilidad al sistema político? Cómo mejorar
la democracia creando nuevas formas de participación política además de losprocesos
electorales y los partidos políticos tradicionales? ¿Cómo aceptar la demanda delos
pueblos indígenas en relación a su diferencia cultural, en otras palabras, cómo
crearEstados unitarios teniendo una población diversa, multiétnica y
multilingue? ¿Qué políticasy acciones hay que aplicar para fortalecer la
democracia: aquellas que protejan los interesesde las diversas culturas, o
aquellas que fomenten la unificación basados en interesesnacionales?
Participación de los pueblos originarios:
Uno de los primeros
significantes con que suele identificarse la participación consiste en
atribuirle concurrencia en el éxito de las medidas y programas de desarrollo.
En efecto, la participación estaría estrechamente ligada a la efectividad y
eficacia de las iniciativas de desarrollo insertas dentro de un modelo de
enfoque de derechos que se busca implementaren territorios en donde habitan los
pueblos originarios, en cuanto dichas iniciativas estaríanmás cerca de lograr
sus objetivos y generar alto impacto si han sido identificadas,
diseñadas, implementadas y
evaluadas desde la participación social. Además, se le atribuyeuna fuerte
contribución en términos de lograr objetivos estratégicos de largo aliento,
talescomo el incremento de la equidad, superación del racismo y la
discriminación, etc., y porcierto también a lograr objetivos residuales tales
como el buen gobierno, el respeto por losderechos humanos y la profundización
democrática7de la sociedad.En segundo lugar, la participación social sería una
precondición para generar y legitimar eldesarrollo, por cuanto contribuiría a
generar ciertas condiciones para la construcción einstalación de capacidades y
la apropiación del proceso. Mediante la participación, lospueblos originarios,
podrían adquirir nuevas habilidades organizacionales y operativas parael
fortalecimiento de su propia organización negociadora, y de este modo, se
mejoraría lainteractividad y generaría condiciones esenciales para la
sostenibilidad del proceso.En tercer lugar, la participación social facilitaría
instancias de intervenciones sociales quepermitirían ajustarse a nuevas
tendencias mundiales tales como la descentralización y laglobalización, así
como también permitiría adaptarse a los cambios que se producen encontextos que
exigen niveles cada vez más amplios de flexibilidad,interacción, confianza einnovación
y en donde los pueblos originarios han mostrado gran debilidad.
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