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lunes, 19 de octubre de 2015

IMPLICANCIA SOCIAL, ECONOMICA, POLITICA, GEOGRAFICA,CULTURAL Y MABIENTAL (CAMBIO CLIMATICO )DEL CAPITALISMO EN LAS SOCIEDADES VIAS DE DESARROLLO Y EN EL MUNDO ANDINO AMAZONICO .


 IMPLICANCIA SOCIAL, ECONOMICA, POLITICA, GEOGRAFICA,CULTURAL Y MABIENTAL (CAMBIO CLIMATICO )DEL CAPITALISMO EN LAS SOCIEDADES VIAS DE DESARROLLO Y EN EL MUNDO ANDINO AMAZONICO .

CONCEPCIÓN DE LA NATURALEZA EN LA CULTURA OCCIDENTAL Y EN LA CULTURA ANDINO-AMAZÓNICO
A los problemas socioeconómicos de la miseria, la pobreza, desocupación, desnutrición, discriminación étnica, violencia, etc. se añade otro problema fundamental que amenaza la existencia, la sobrevivencia de la humanidad en todos los aspectos de su vida: La destrucción del medio ambiente natural. Este problema se manifiesta en los siguientes hechos:
1.    La contaminación de las aguas continentales y marítimas. Las ciudades descargan las aguas servidas a los ríos, lagos, lagunas, a las aguas marítimas litorales sin tratamiento alguno, provocando también la contaminación orgánica de las aguas; los relaves mineros, los efluvios o descargas industriales también contribuyen a aumentar los niveles de contaminación.
2.    La contaminación de los alimentos por acción del uso de los pepticidas, herbicidas, fertilizantes químicos, etc.
3.    La contaminación del aire como consecuencia de las descargas de los vehículos de transporte, las explosiones atómicas y la fuga y expansión de la radiactividad que ocasionan la destrucción de las capas de ozono.
4.    La destrucción de los “ecosistemas” de las áreas productivas y reproductivas.
5.    Explotación irracional de los minerales y del petróleo.
6.    Inadecuado manejo de los suelos.
7.    Uso de tecnologías destructoras del equilibrio Hombre-Naturaleza.
8.    Crecimiento urbano irracional y tugurización de las principales ciudades.
9.    Destrucción de gran parte de la biomasa tropical produciendo la extinción de especies botánicas y zoológicas.

10. Incremento de tierras improductivas a las políticas de importación y subsidios de alimentos. Como posibles causas de estos hechos podemos señalar las siguientes:
11. Los Modelos y Estrategias económicas de los llamados países industrializados no han tomado en cuenta la dimensión Naturaleza. La industrialización se ha hecho a expensas de la destrucción del medio ambiente natural. Como contraparte en el pensamiento económico actual notamos que no se toma en cuenta para nada es decir, no se la incluye en el proceso económico productivo sino que se la abstrae, se la separa. Se opera una separación entre la naturaleza y la sociedad y la economía eso constituye una postura puramente economicista que no toma en cuenta los aspectos o dimensiones naturales y sociales.
12. No se han diseñado ni aplicado Modelos y Políticas de Ecodesarrollo que impliquen la conservación, preservación y desarrollo de la naturaleza y el desarrollo humano.
13. La sobrevaloración del Capital sobre el trabajo y la naturaleza ha conducido a los empresarios, y a las transnacionales a interesarse sobre todo en la sobreacumulación de capital sin importales los llamados “costos sociales”, humanos y naturales.
14. Las Tecnologías Industriales utilizadas en las diferentes ramas económicas han contaminado, destruido los elementos de la naturaleza y del medio ambiente en general.
15. El tan aclamado desarrollo científico-tecnológico más ha servido para el enriquecimiento de los que detentan el poder económico que para solucionar los problemas humanos.
El pensamiento occidental sobre la naturaleza.
El pensamiento tradicional.
En su etimología, para los griegos de los siglos V y IV a.c. KOSMOS era igual a Orden (Cosmología) y OVRANOS significaba Universo Físico (URANOLOGIA). Se pensaba que el Mundo era un Todo ordenado y que se encuentra más allá del alcance intelectual de la sola Astronomía. En un Universo bien adecuado, el Cosmos se compaginaría con la Polis formando así una sola cosa: la Cosmopolis Integrada. De esta manera, pues se planteaba una relación armónica entre la Naturaleza y el Hombre. Aún los Dioses eran considerados como poderes naturales.
En el pensamiento helenístico y el escolástico, la materia, la naturaleza, ocupaba un lugar inferior y la forma un lugar superior. La forma existe independientemente de la materia y en una mente inmaterial o inteligencia. Para Aristóteles Dios es Inmutable y como motor inmaterial contiene los principios organizadores que dan forma a la materia. Para Platón Dios es la inteligencia superior demiurgica; la mente absoluta. Para Plotino la Materia es el principio de todo el mal.
En la época medieval, se piensa que los seres humanos se encuentran vinculados de manera armónica con el sistema de las cosas naturales y que tienen su propio sitio definido dentro del orden global de la naturaleza. Pero también es importante señalar que lo material, lo físico, lo corpóreo eran subvalorados y ubicados en los grados más inferiores de la escala axiológica. Se resalta mucho más lo espiritual que lo material y se prohíbe el conocimiento e investigación de los fenómenos naturales y astronómicos.
El pensamiento Moderno.
En el siglo XVII los pensadores abandonaron la concepción tradicional del Mundo, sus objetivos múltiples, carácter integral, y desarrollaron una nueva visión de la realidad y de la naturaleza. Plantearon una Visión Dualista del Mundo. Dividieron, dicotomizaron la mente de la materia, el Pensamiento de la Extensión, los valores de los hechos, y la humanidad de la naturaleza.
Surge la Ciencia Moderna con el objetivo preciso de no sólo conocer la realidad sino conocerla para transformarla, cambiarla y dominarla. Con Galileo, Descartes, Newton y Huygens surge el Método o el Programa de investigación con la exigencia de una nueva clase de objetividad basada en la separación del Sujeto del Objeto, de los Observadores de sus Objetos de Estudio. Plantean con obstinación la necesidad de una investigación científica neutral en términos valorativos.
El método de la Ciencia Moderna se plantea como una especie de receta universal válida para estudiar el mundo simbólico, el mundo natural y el mundo social, y humano. Así fue como surgieron las nociones de Objetividad, de Neutralidad Valorativa e independencia. Esto se entiende con la imagen de Laplace del Calculador Omnisciente que viene a ser el pensador independiente cuya función es observar el Universo desde fuera.
Hermann J. Meyer refiriéndose a Descartes nos dice que: “Su paso decisivo y fatal para el desarrollo venidero de la cultura espiritual consiste en que eleva a la categoría de principio ontológico metafísico, la contraposición epistemológica entre sujeto cognoscente y mundo exterior entendido en forma mecánica-matemática. Para Descartes hay dos substancias: el pensamiento y el mundo corpóreo, extenso (Res Cogitans y la Res Extensa)” (Meyer: 1966:73).
En la época Moderna se cambia la relación entre Hombre y Naturaleza. El Pensamiento Cartesiano –según Kamlah- eleva al sujeto autónomo a la categoría de dueño y propietario de la naturaleza. El sujeto se enfrenta al mundo como soberano y dueño de éste. Todo ente es reducido a objeto de cálculo matemático. La unidad de la Naturaleza radica ya no en el carácter de su creación divina, sino en la esencia de la razón matemática. La idea mecanicista del Universo surge de un enfrentamiento expreso contra la idea de la naturaleza como totalidad creada. En el siglo XVII, pues, siguiendo el pensamiento de Meyer, se pusieron los fundamentos definitivos de la cultura moderna.
El individuo, no la persona humana, el grupo social y colectivo, la sociedad como una totalidad, es convertido en el auténtico fundamento espiritual, así como también la existencia del mundo inteligible, la unidad dualista de Individuo-Mundo, Estado-Iglesia y Política-Religión.
La ciencia moderna se basa en las matemáticas y considera como posible de estudio, de investigación no sólo aquello que es calculable. medible y operacionalizable. Justamente, la creación de la Geometría Analítica por Descartes y del Cálculo Infinitesimal por Leibniz va a servir como formas matemáticas del pensamiento moderno para la investigación experimental.
Pero la calculabilidad no es la única característica fundamental del pensamiento moderno sino la dominación, la sojusgabilidad del mundo natural, social y humano. Bacon en su obra “La Atlántida” va a sentenciar que “Saber es Poder”, es decir que el objetivo principal del conocimiento científico no es la verdad, sino que ésta se convierte en un medio para lograr la dominación de la naturaleza, de la sociedad y del hombre. Esta relación de dominación, implica desde el punto de vista Gnoseológico la relación de oposición entre sujeto y objeto. La función del sujeto es conocer al objeto pero para trastocarlo, dominarlo y subvertirlo en otra cosa distinta a su legalidad interna, constitutiva. Toda la ciencia y las tecnologías modernas y las contemporáneas están  marcadas por eta característica. Así por ejemplo la ingeniería genética, la tecnología neoconductista, la electrónica, la tecnología educativa sistémica, etc. Meyer nos dice que: “La voluntad de dominación del Universo no se refiere sólo a la naturaleza externa, a la cría y cultivo de animales, plantas o a la dominación de las fuerzas naturales animadas… sino a la reproducción y propagación biológicas sometidas a un control racional planificado” (Meyer, 1986:81).
Hoy en día la naturaleza ha sido convertida en objeto de explotación y dominación técnico-científica. La naturaleza es objeto de control tecno-científico dirigido a gobernarla sobre la base de su objetivación autónoma. Según Meyer, el proceso de progreso humano discurre hacia el objetivo de sustituir la naturaleza por la sociedad en cuanto realidad fundamental.

Pero, actualmente en pleno Siglo XX, asistimos a una grave crisis de los fundamentos sobre los cuales se construyó y se desarrolló la Ciencia y la Tecnología Occidentales; la universalidad, la objetividad, la neutralidad, la relación sujeto-objeto, la analiticidad, la calculabilidad y todos los dualismos en los que este proceso podemos denominarlo de la Alienación a la Liberación de la Naturaleza que es el título de un trabajo de Jurgen Moltmann.
Stephen Toulmin nos dice que el ideal de objetividad que opera en la ciencia actualmente no es más el del calculador omnisciente de Laplace y se ha convertido en su lugar el del Psicoanalista escrupuloso, constantemente al acecho de la contra transferencia y consciente de los peligros que este supone para nuestras interpretaciones. Para Frederick Ferre la Ciencia actual es diferente en sus ideales y Métodos, y la denominada Ciencia Postmoderna.
Las cuestiones o problemas que se plantean actualmente entre el hombre y el mundo natural deben ser planteadas hacia el interior, y ya no pertenecen a la Astronomía sino a otras ciencias como la Ecología, la Psiquiatría, y nosotros agregaríamos a la Agroecología Andina, la Economía Andina, la Antropología Andina y Amazónica.
En cuanto a la relación Sujeto-Objeto, el primero se refiere a una entidad individual ahistórica, aislada, independiente que se constituye en sí y ante sí en su discurso y reflexión, por ejemplo del cogito ergo sum. Se trata de un individuo descontextualizado social e históricamente, sin pertenecer a una totalidad social concreta. El objeto se refiere a una entidad externa, al conjunto de propiedades medibles, operacionalizables y matematizables. El tipo de relación que se plantea entre sujeto y objeto no sólo es de oposición sino de dominación. La Gnoseología Occidental no ha tomado en cuenta que el conocimiento es un proceso histórico y no un producto lógico. Como proceso histórico el conocimiento científico y filosófico es colectivo, cooperativo intersubjetivo que se da dentro de totalidades sociales y culturales concretas. La noción de sujeto-individuo nace con el liberalismo individualista, y competitivo y destructivo del medio natural, y hoy en día hace su aparición con el Neo-liberalismo económico.
Pero la ciencia occidental no sólo comete ese error sino otro más grave: Hay que conocer al Objeto, a la naturaleza, sus propiedades y las leyes que la gobiernan para cambiarla, trastocarla, subvertir su esencia, su legalidad interior y convertirla en otra cosa diferente a lo que es ella, es decir dominarla y violentarla. La consecuencia de este grave error es nada menos que la destrucción de los ”ecosistemas” mundiales, que no sólo sirven o servían para satisfacer las necesidades radicales del hombre a través de su trabajo sino que fundamentalmente servía y debe servir como hábitat, como morada natural del hombre. La racionalidad europea y anglosajona entró en crisis, y se manifiesta en la relación estrecha que existe entre su individualismo y los problemas sociales y culturales que tienen las sociedades norteamericanas y las europeas.
Otra forma de manifestarse el problema es en lo que ha venido en llamarse el “euro-americano-centrismo” que se da dentro de las relaciones de dominación mundial que vivimos actualmente. Se nos ha vendido la idea que las culturas o sociedades dominantes son las únicas racionales, vendrían a ser los sujetos históricos por antonomasía representativos de la especie humana filogenética y ontogenéticamente hablando. Los “Otros”, los dominados son “objeto de conocimiento y de dominación, por que no somos racionales”.
Pero no todos los pensadores occidentales de los llamados países occidentales industrializados piensan igual: Toulmin, Bloch, Findlay, Marx, Moltmann, etc. son partidarios de cambiar el tipo de relaciones entre el hombre y la naturaleza. Moltmann nos dice que: “No sólo debe el hombre trabajar en la naturaleza, también deben poder vivir en ella” ()… El hogar sólo existe en libertad, no en la esclavitud (Moltmann 1989: 136).
Éticamente hablando, la Ecología preconiza vivir una vida natural, una vida en armonía con la naturaleza de la cual forma parte de la humanidad. El saber práctico consiste en aprender a evitar la exasperación, llegando a comprender el lugar humano en el mundo natural y aprendiendo a evitar meterse con las otras criaturas y sistemas en ese mundo de manera que pueden recaer en nosotros.
El Pensamiento Andino – Amazónico.
El hombre andino concibe la realidad como una totalidad interrelacionada de elementos como el suelo, el agua, la flora, la fauna, el clima, el paisaje natural. El hombre mismo forma parte de esa totalidad. Todos estos elementos son cultivados, manejados, domesticados por el hombre andino y se convierten en la Chacra – Chakra –que significa “el terreno cultivo propio de los Andes”; en el suelo agropecuario, en el agua manejada, la flora, en la planta cultivada, la fauna, en el animal domesticado, y el paisaje natural en el paisaje agropecuario (Ballón y otros; 1992:56).
De todos estos elementos el más importante es la Chacra alrededor del cual van a gravitar todos los demás elementos naturales y culturales. En este sentido dentro de esa concepción totalizadora se incluye la naturaleza, la economía, la sociedad, la cultura, la religiosidad, el folklore, los cuentos y leyendas. Se afirma también que el pensamiento andino es agrocéntrico porque concibe que la agricultura es la actividad del hombre alrededor de la cual gravitan todas las demás actividades culturales que realiza el hombre de los andes peruanos.
Esta totalidad no es estática, inmóvil, sino cambiante, en continuo proceso de transformación, de domesticación del ambiente en beneficio recíproco de la naturaleza y de la sociedad. En la medida que la tierra es el ser y la justificación de su existencia, la lucha por la tierra cuando tratan de quitársele, expropiársela ilícitamente constituye el motor del cambio, del desarrollo de esa totalidad. Estamos, pues, frente a un tipo de Totalidad Dialéctica, y no frente a una Totalidad estructural sistémica. El hombre andino hizo de la Agricultura la actividad que le proporcione los alimentos para la subsistencia tanto de su familia como de su comunidad. Los sucesivos levantamientos que se han dado desde la colonia hasta la República y la actualidad no hacen más que confirmar lo dicho anteriormente.
Otra característica fundamental del pensamiento andino está dado por el tipo de relación armónica, de unidad que se da entre la Naturaleza y el hombre andino, entre la naturaleza, la economía, la sociedad, la cultura andina. El hombre andino humaniza a la naturaleza y ésta, a su vez, lo naturaliza. Esto hace que no se produzca, como en el caso del pensamiento occidental, una separación, una ruptura, escisión entre ambos. Como consecuencia no se da entre ambos una relación instrumental de dominación, del hombre sobre la naturaleza, no se da un proceso de enajenación de la naturaleza sino la liberación tal como señalamos en el primer punto de este artículo. El hombre andino a diferencia del occidental capitalista no concibe a los elementos de la naturaleza a las “materias primas” como recursos mercantiles que tienen valor de uso y valor de cambio. Los productos de la naturaleza domesticados o no sirven para satisfacer las necesidades humanas antes que para venderlas y acumular dinero.
Por otro lado, el hombre actúa no sobre sino, en y para la naturaleza y la sociedad a través del trabajo para producir los bienes que necesita para satisfacer sus necesidades con un conjunto de medios técnicos que no lo conducen a romper, destruir el equilibrio de la naturaleza y de la sociedad. El hombre andino utiliza una serie de procedimientos para restablecer el equilibrio natural, después, por ejemplo, de una cosecha: Abonos de la tierra, barbecho, construcción de terrazas, de andenes para ampliar el espacio agrícola. Para el hombre andino el trabajo colectivo, comunal, humanizado es el principal factor del proceso productivo y no el capital. Esta situación se da significativamente en las comunidades donde no han penetrado las relaciones capitalistas con más fuerza e intensidad que en otras. La agricultura mercantil e industrial es la que más fácilmente rompe el equilibrio destruyendo los llamados “ecosistemas”.
Desde el punto de vista gnoseológico el hombre andino no se auto concibe como un individuo sino que existe la tendencia aún a auto concebirse como un ser social que pertenece a una comunidad y a un territorio. Como ser social desea conocer el mundo natural y social para establecer una relación de unidad entre ambos; no se da esa relación de oposición de corte occidental instrumentalista entre sujeto cognoscente y objeto conocido.
El hombre andino conoce y actúa en el mundo natural no con el objetivo instrumental de utilizar, dominar y explotar la naturaleza con la finalidad de acumular riqueza a costa de la destrucción del medio natural, cuyos hechos negativos los hemos enumerado al comienzo de este trabajo. La finalidad del hombre andino es CULTIVAR la naturaleza, y al mismo tiempo CULTIVARSE el mismo para desarrollarse como ser natural y como ser social en forma integrada. De ahí que el hombre y la actividad de la agricultura forma parte de la cultura y esté dirigida a cultivar la naturaleza para hacerla producir los alimentos que necesita el hombre para poder vivir y desarrollarse, y a su vez, a través del conocimiento y el trabajo del hombre en la naturaleza se cultiva, se transforma él mismo.
Por lo tanto, desde el punto de vista gnoseológico en el proceso cognoscitivo el hombre andino no se reduce a la categoría de Individuo, tal como ocurre en el mundo occidental instrumentalizado, sino como ser social e histórico que establece una relación humanista de acercamiento con la naturaleza, que no es conceptualizada como algo extraño, como un objeto externo sino como algo que forma parte del sujeto y es cognoscible a través de su actividad antropológica. El hombre andino es una unidad recíproca entre el ser natural y el ser social. Como consecuencia de esta interacción entre el hombre y la naturaleza, la sensoriedad animal del hombre se humaniza, su inteligencia y personalidad se desarrollan en la dirección del proceso de hominización.
Según Llanque: “La tierra para los andinos no es simplemente tierra, ella es el centro de su existencia, la fuente de su organización social y origen de sus tradiciones y costumbres. Se puede decir que la tierra es la vida misma del pueblo andino, su historia personal y comunal“ (Llanque 1986: 17). Además de respetar a la tierra no hay que explotarla; se cita el testimonio de un aymara, Calixto Quispe, quien expresa: “Nos dicen que la tierra es para explotarla lo más que se pueda para enriquecernos, se poderosos y estar cada vez más sobre el hombre. En cambio, en nuestra concepción, hay que abonar, proteger y respetar y venerar a la Tierra con ofrendas y sacrificios por que es la que nos da la vida. La tierra no es para explotarla sino para vivir de generación en generación”. (Albó & Quispe 1987: 14).
En la religiosidad y en las canciones se expresa, está presente la naturaleza. Las actividades prácticas son inseparables de las deidades, rendición del culto, con las prácticas rituales en la siembra, cosecha, labranza, pastoreo. Según Rodrigo Montoya, la fiesta del agua constituye la prueba de la relación directa entre el hombre y la Naturaleza. Los hermanos Montoya  afirman que en las canciones andinas quechuas están presentes los cerros, los animales, los árboles, las flores, los ríos y las sirenas.
Esta relación de unidad entre Naturaleza y hombre se ve mediatizada, neutralizada por las relaciones sociales de producción de tipo capitalista en el interior del mundo andino. A nivel interno tenemos la influencia negativa de la educación, de los medios de comunicación masiva, de la religión específicamente de las sectas religiosas, del comercio, de los medios de transporte, entre otros como las migraciones internas. A nivel externo e interno, tenemos el fenómeno de la dominación del neo-colonización económica, social, cultural, científico-tecnológica, educativa e ideológica, que alteran y trastocan la relación de unidad que se da entre Hombre y naturaleza, entre naturaleza, sociedad y cultura. El grado de trastocamiento de la relación depende del grado de penetración de la doctrina y práctica económica e ideológica del capitalismo y, por lo tanto, del grado de integración de las comunidades campesinas incipiente capitalismo urbano.
Los occidentales capitalistas, por el hecho de habernos colonizado e impuesto autoritariamente su racionalidad y sus productos nos consideran como objetos-dominados tanto ontológica como gnoseológica y antropológicamente; ellos se consideran los sujetos cognoscentes. Las comunidades campesinas y nativas de la selva son consideradas autoritariamente como objetos de conocimiento y de trastocamiento. De acuerdo a lo anteriormente expuesto creo que las características que sirvieron de fundamento a la ciencia moderna y contemporánea no se cumplen, no son válidos para todos los mundos posibles. Se ha criticado hasta el cansancio la pretendida universalidad del conocimiento científico señalando el carácter eurocentrista, euro-americano del mundo la objetividad ya no sin sujeto, sino con sujeto histórico con horizonte valorativo; ya no tiene sentido hablar de neutralidad porque la ciencia como actividad humana apunta hacia un telos o conjunto de fines que es la expresión y característica humana; de calculabilidad menos aún: no toda la realidad es cuantificable, matematizable, medible. En el caso del pensamiento andino el conocimiento y la acción humana, en los andes peruanos no es calculista, instrumental. Mientras el hombre occidental instrumentaliza y matematiza el conocimiento y la acción dirigidos a explotar, dominar la naturaleza para obtener las más alta tasas de ganancia y sobreacumulación de capital, el hombre andino conoce y actúa para lograr la satisfacción de sus necesidades, para desarrollar su cultura, para producir y reproducirse él y su familia y su comunidad no como seres individuales biológicos sino como seres colectivos, comunitarios. La tecnología andina no es calculista como lo es la occidental porque el proceso productivo no lo es simplemente.
En cuanto a la Concepción de la Naturaleza que se da en las Comunidades Nativas de la Selva Peruana, podemos empezar citando la expresión de un nativo de la selva. “No hay nada más nuestro que nuestros ríos, nuestra selva, nuestra manera de ser…” Así como los hombres andinos de las Comunidades campesinas de la Sierra conciben el mundo, la realidad como una totalidad interrelacionada, integrada por elementos estrechamente vinculados; el eje central de su existencia está dado por el BOSQUE con sus elementos fundamentales como son los ríos, las lagunas, los animales, sus costumbres, mitos, leyendas y dioses. No conciben a la naturaleza separada de la economía, de la sociedad, de la cultura y de la religión. Todos estos elementos constituyen una totalidad integrada.
En la mayoría de las veces no se entiende la importancia que tiene el territorio para los nativos y la extensión del concepto. “Para los indígenas un territorio no es sólo el suelo, ni un conjunto de parcelas. Tampoco su uso se relaciona primordialmente con el mercado. El territorio, en su aspecto económico. Es un conjunto integrado de recursos en interrelación y rinde más al pueblo que lo disfrute cuanto más entero se encuentre, cuanto menos transformado esté. Es por esto que se sienten tan sorprendidos cuando, como ocurre con la legislación de los países amazónicos, se separa como cosas distintas el suelo, el bosque, la fauna, el agua y el subsuelo. Separar un suelo amazónico de su cobertura forestal es lo mismo que separar un corazón del cuerpo que los aloja” (Chirif, García, Chase, 1991-29, 30).
En la concepción amazónica la naturaleza no es dicotomizada, ni constituyó una antítesis de la cultura. Piensan que existe una relación muy estrecha de unidad, de integración entre la naturaleza, la sociedad y la cultura. Cabría la posibilidad de inferir que para el hombre de las comunidades nativas la naturaleza estaría integrada al mundo social. Tal como lo sostiene Soren Hvalkof para el caso Ashaninka, afirmación que se puede generalizar para todo el mundo amazónico no trastocado, violentado por las relaciones sociales de tipo capitalista “… no existe ninguna dicotomía entre naturaleza y cultura, sólo existe la sociedad. Nuestra “naturaleza” ha sido humanizada e incorporada a través de las relaciones sociales míticas” (Rev. Amazonía Nro. 21-92:162-163).
De lo expuesto hasta aquí podemos inferir que el pensamiento amazónico se caracteriza por el tipo de relación armónico, de unidad que establece entre hombre y naturaleza. El hombre amazónico humaniza la naturaleza y ésta a su vez lo naturaliza. Acá tampoco encontramos la separación, la escisión, la ruptura que se da en el pensamiento occidental entre naturaleza, sociedad, economía, cultura y hombre. El pensamiento occidental objetiviza, el pensamiento amazónico subjetiviza. El pensamiento occidental la mercantiliza, la enajena, el pensamiento amazónico la humaniza y la libera al no atribuirle valor de cambio, sobre todo en las comunidades donde todavía predomina la economía de autosubsistencia, a nivel de agricultura, pesca, caza, recolección, no así en las que han sido colonizadas, o donde hay presencia de colonias provenientes de la sierra peruana con mentalidad mercantilista. Pienso que esta relación armónica, de reciprocidad se da con mucha mayor fuerza e intensidad en el pensamiento amazónico que en el andino no sólo por la presencia de los bosques tropicales sino también por el menor grado de penetración del capitalismo en la selva o en la amazonía.
Esta totalidad armónica Hombre-Naturaleza que se da en el mundo amazónico a nivel de las comunidades nativas, ha sido y sigue siendo trastocada violentada: por el Boom del Caucho, del Barbasco; por las explotación maderera; por los procesos de colonización, por el uso de tecnología occidental, por los procesos de evangelización, por el sistema educativo urbano y occidentalista, por los medios de comunicación masiva, por la cultura capitalista del mercado y el consumo, por los procesos de modernización occidental, entre otros.
Por las limitaciones de espacio y por el nivel en que se encuentra desarrollada la investigación, terminaremos aquí, con cargo a que más adelante, posteriormente, en otra publicación lo pueda hacer con más amplitud.



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